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viernes, 20 de abril de 2012

3º texto: "Bloque de apartamentos"

El coche continuaba en marcha, pero ya habían llegado a la capital. No se movían demasiados coches por las carreteras, solo niños jugando y algunas señoras dirigiéndose al mercado con cestos enormes. Olivia decidió copiarlas y dejó el coche en  un aparcamiento para continuar hacia el mercado a pie.

Pudo contemplar la cantidad de gente que habitaba en Madrid, y la gran actividad del mercado, donde se oían gritos de vendedores, pero también los de la gente, que vociferaban como locos. Con todo este revuelo en el mercado, Olivia decidió irse de allí a un lugar con menos ruido. Sin darse cuenta fue dirigiendo sus pasos hacia el parque donde 14 años atrás encontraron el cuerpo de su padre. Recordó que, según las pruebas encontradas en el parque y la autopsia, el cuerpo de su padre había sido trasladado, por lo que toda pista se perdía a partir de ahí.

¿Cómo podría descubrir lo que pasó si no sabía ni donde lo habían matado? Si la policía no resolvió el caso por falta de pruebas, ¿cómo pretendía resolverlo ella? Además tendría que encontrar un lugar donde dormir, que no fuera muy caro, y un trabajo que le dejara tiempo para investigar. Se sentó en un banco. Estaba cansada, se sentía impotente, no sabía que debía hacer ahora.

Entonces recordó... Su padre trabajaba para un bufete que era, por supuesto una tapadera de la mafia. El bufete se llamaba "León y asociados", que se situaba en la calle Gulabí 42. Algo le decía que lo que debía hacer ahora era ir allí. No sabía dónde se encontraba la calle. Cuando era pequeña nunca pasó por allí, y aunque hubiera pasado, es posible que ya no se acordara.

E hizo lo típico: preguntar a alguien por donde se iba. En esta situación se enteró de dos cosas: el bufete de abogados vendió el edificio, y el edificio era ahora un bloque de apartamentos. Además quedaban bastantes apartamentos libres, por lo que una visita a la calle 42 sería, seguramente, muy provechosa. Cuando supo la ubicación exacta de la calle y el bloque situado en ella comenzó a andar, pues aún le quedaba una distancia considerable para llegar.

Caminaba tranquilamente por la estrecha calle. No parecía un barrio muy seguro y las casas tenían aspecto descuidado. Vió el bloque a lo lejos y se sintió mejor, puede que alguno de sus problemas se pueda ver solucionado allí. Sin darse cuenta se paró en medio de la calle, decidió que tampoco había tanta prisa. Miró encima de ella y vió una farola. Por algún motivo sentía consuelo y esperanza en ella. Luz. Algo le decía que ahí empezaba una aventura.

Miércoles 16 de mayo de 1979. Olivia llega a Madrid y, consciente de la falta de pruebas sobre la muerte de su padre, decide buscarlas en un bloque de apartamentos situado en la calle Gulabí 42 donde antes estaba el bufete "León y asociados"

domingo, 15 de abril de 2012

2º texto "Llorando hacia Madrid"

El viejo coche "color caqui" se movía por una carretera desierta. Lo conducía,con la sensación de no tener rumbo fijo,una joven de cabellos rubios brillantes y ojos azules. Llegó a la comunidad de Madrid el día anterior, fueron 2 días muy largos pero pronto llegaría a la capital española. Se sentía confusa. Sabía que solo iba a Madrid por motivos sentimentales.

Había nacido y vivido allí hasta los 4 años, cuando mataron a su padre, un hombre muy joven que iba a conseguir un trabajo en un bufete de abogados como secretario. Ella y su madre se marcharon de Madrid para intentar olvidar lo que había pasado, y no tener que caminar por donde en algún momento le habían quitado la vida a su padre. Esos eran los motivos que conocía la chiquilla, pero cuando cumplió 18 años su madre decidió confesarle algo mucho más pesado de lo que ella podría soportar. Aún ahora la chica podía recordar aquellas palabras punzantes, clavándose en su mente y borrando todos los buenos recuerdos que alguna vez hubo entre ella y su padre:

- Cuando la policía comenzó a investigar el caso, supusieron que era el  que ese día iba a hacer una entrega de mercancía robada, y que la mafia más popular en aquel momento lo sacó de enmedio para quedarse con la mercancía y una gran suma de dinero. Siento no habértelo dicho antes, pero yo ya sabía... que sí era cierto.

El padre de la joven, a pesar de tener 22 años recién cumplidos se metió hasta el cuello con en León, una mafia que se dedicaba a todo lo que pudiera producir una gran suma de dinero: robaban, estafaban, traficaban... Era el último mono de la organización y su mujer lo sabía. También sabía que aquella noche cuando su marido saliera de casa correría el peligro de volver a entrar con los pies por delante. Aquella noche, si todo salía bien el hombre traería a casa un jugoso sueldo, hecho de dinero sucio. Pero ni eso.                     
Por algún motivo, que la madre de la chica desconocía, a su marido lo mataron y no debió haber cumplido con la entrega. Aún así, la mujer suponía que había sido para quedarse con la mercancía y el dinero.

-Por eso nos fuimos a Cádiz. Estaba lo suficiente lejos como para que nadie nos señalara como familiares de un hombre muerto sospechoso de trabajar en el crimen organizado. Sólo quería que todo esto quedara en el olvido. Lo siento, de verdad...

Las lágrimas recorrían sus mejillas. Cada vez que la chica recordaba la confesión de su madre no podía evitar echarse a llorar como lo había hecho en aquel momento, pero debía ser fuerte, ya quedaba poco para llegar a Madrid y allí intentaría averiguar lo máximo sobre su padre.

Martes 15 de mayo de 1979. Olivia Ruíz llega a Madrid, dispuesta a descubrir la verdad sobre la muerte de su padre Juan Ruíz, y la mafia que lo mató.

sábado, 14 de abril de 2012

1º texto "Calle Gulabí 42"


El muchacho corría bajo la lluvia. Era de noche, las calles estaban vacías, silenciosas, frías. Amenazantes. Iban a dar las 00:00. El muchacho apuró el paso, tenía que llegar a tiempo al bufete, y la calle Gulabí 42 no estaba precisamente cerca. Era menudo, de unos 20 años. Llevaba una sudadera verde oscura y vieja, unos vaqueros raídos y unos "tenis" en tampoco muy buen estado. Pero además de eso, el muchacho lleva el maletín. Aquel maletín que debía llegar intacto a la calle 42, aquel maletín que guardaba la prosperidad de toda aquella mafia y, por supuesto, el sueldo del muchacho y su esperanza de vida. Por aquello el maletín debía llegar intacto, y por aquello también el muchacho estaba más nervioso que nunca. Temblaba, sudaba y jadeaba del cansancio, solo se atrevía a pensar que pronto acabaría todo. Hasta aquel momento todo había salido bien.



Solo se oyó el disparo y el ruido del cuerpo del muchacho caer malherido. Solo vislumbraba la brillante luz de la farola, e intentaba no moverse y aguantar aquel espantoso dolor. Notó que le arrancaban el maletín de las manos pero no pudo aguantar más. Sus párpados se cayeron y todo se esfumó, pero él seguía viendo la luz de la farola, y la siguió viendo hasta el final. Quedaba un minuto para la hora acordada pero, en este momento, eso ya no importaba.

PERIÓDICO LOCAL
Jueves, 29 de diciembre de 1965.
(...)La policía dice que el hombre murió de un disparo de arma corta, entre 20 y 25 años y su cuerpo fue trasladado hasta el parque, lo que quiere decir que no lo mataron en el lugar donde apareció, y que debe de llevar muerto sobre 2 o 3 días. La víctima no llevaba ningún tipo de documentación. (...) Por algún motivo que se desconoce, la policía piensa que puede estar relacionado con una entrega de mercancía robada que se iba a realizar el día de la muerte de la víctima a una mafia que está prosperando muy bien y que la policía no puede detener. (...) Se dicen que esta mafia se dedica a todo lo que pueda proporcionar dinero y que sus actuaciones son impecables. (...) La trama que todas estas organizaciones elabora, hasta el momento, es demasiado compleja para desarmar esta poderosa organización.